martes, 27 de octubre de 2015

Ay

Martes. Regresa la ilusión, te zarandea y te da un par de hostias: estoy aquí, mírame! No quieres, te resistes a dejarte llevar a ninguna parte, pues ese es el destino hoy. No puedes respirar y el corazón intenta escapar de tu pecho a toda costa. Respirar. Distraerse. Un esfuerzo titánico. Ya pasará, sí. Respira. Es cuestión de tiempo. Lo sabes. Pero no lo deseas, no lo deseas en absoluto. Solo quieres sentir, sentir que sigues viva y que sin deseo e ilusión la vida no tiene sentido. Pero no te atreves, no te atreves a seguir el hilo, porque nunca es solo tu vida la que está en juego. Porque has comprobado en tus propias carnes que las pulsiones son para compartirlas, que llena más lo compartido, aunque duela el doble. Somos gente que nos ha costado mucho ganarnos a nosotros mismos y, aunque nos engañemos pensando lo contrario, es probable que algunos estemos hechos para compartir sentimientos. Que solos podemos pero, con amigos es mejor. Ay.

1 comentario:

Carmela dijo...

Claro que compartir, siempre.
Y tienes razón, el peligro de ello son los manotazos que nos puede dar la vida, pero realmente compartiendo es como sentimos la plenitud. Y si nos dan que nos den...ya vendrán tiempos mejores.

Un beso