sábado, 7 de agosto de 2010

Desahogar

Todo se agolpa por querer salir de mi cabeza. Hace ya tiempo que no escribía.
Vamos allá.
Después de toda una tarde de romanticismo norteamericano, vía series de televisión, una echa seriamente en falta un poco de ese azúcar rosa en su vida, aunque le suba la glucemia en sangre... Que yo supongo que algo de cierto tendrá, no porque salga en la tele, que fíjate qué fuente de fiabilidad... si no por aquello de que la realidad suele superar a la ficción, vamos, que de algún sitio se lo habrán sacado, ¿no?
Un poquejo, solo un poquejo, pero no. Por aquí no debe de haber. No se lleva. Total, ¿para qué?
Peras al olmo. En fin.

En otro orden, ya llega a su fin mi última andadura laboral. Ya está. Se acabó. Lo que queda de mes. Ains!

El coche, otra vez con achaques. Curarlo supone dejar achacosa la cuenta. Ains! de nuevo.

Una buena: dejé de fumar. Hoy, gracias al dichoso libro y a que le hice caso y tiré todo el tabaco que tenía en casa, pasaré otro día glorioso más sin fumar. Porque me lo está pidiendo el cuerpo (bueno, es más la mente, pero nos engañamos estupendamente).

Así que para paliar un poco esa no-necesidad le estoy dando a la tecla, mientras también engaño al estómago, que me tiene tiranizada ahora. Es el siguiente al que tengo que derrotar. Dicen que no hay dos sin tres... miedo me da.

Que ya me podía dar por la comida sana y el ejercicio a raudales, pero eso no, eso no me da, jolines!

En fin, ya me siento un poco mejor. Voy a ver si ceno (augh!!)