lunes, 19 de septiembre de 2011

Ellos, que son geniales

Va. Ya tocaba.
Cómo no! Si casi casi ha sido memorable! Habrá que contarlo!

La imagen recurrente es de lluvia, de un abrazo a tres, de un reencuentro.
En el camino ha quedado mi voz, como siempre.

Cuando ayer me levanté no esperaba acabar el día como lo acabé. Y eso creo que es lo mejor. Lo inesperado, lo espontáneo.

Empecé respirando hondo y diciéndome, a modo de mantra, que el día pasaría enseguida, que tuviera paciencia, que total eran unas horas. Hasta que, pese a la lluvia, el sol salío para mi corazón a través de sus ojos y de sus sonrisas. El día cambió de rumbo completamente. Cantamos, bailamos, bebimos, saltamos, nos abrazamos montones de veces... para acabar compartiendo cama y pensamientos en susurros como chiquillos.

Así que tengo que decir que, aunque me encanta dormir sola, de vez en cuando se agradece mucho un poco de calor humano, un mucho de cariño y un montón de sueño.
No suelo dormir mucho después de una noche de juerga, así que casi todo el rato estuve escuchando su respiración, sonriendo en la oscuridad, atesorando en la memoria el momento, intentando dormir y volviendo a sonreír.
Compartir cama con un amigo ha sido tanto o más placentero que tener sexo después de una noche de estas.

Voy a parafrasear un poquillo: ellos son mi sol y mis estrellas!

Ya puede acercarse el invierno todo lo que quiera!