viernes, 13 de noviembre de 2009

El muro

En estos días de celebración en Berlín, justo he tenido la oportunidad de conocer unos cuantos alemanes. Nada hemos hablado de dicha celebración. Porque hay otros muros que nos separan. El idioma. Y más el nuestro que el suyo. Que manejan más de uno y ponen empeño en aprender otros.
Tengo que decir que son encantadores y muy educados. Les estoy cogiendo mucho cariño.
Yo intento cruzar ese muro a base de buena voluntad y empeño. Y parece que va surtiendo efecto.
Después están las casualidades de la vida que parecen empeñarse en mostrarnos que tampoco el mundo es tan grande. Hay veces que ni esos seis grados de separación.
Tengo la sensación de que el mundo se expande a mi alrededor para, en cuanto me despisto, volver a reunirse en torno a mí.
Y no estoy pecando de falta de humildad, porque no es más que la constatación de un hecho.
Cómo unas cosas te llevan a otras para volver a traerte al principio.
Cómo se hila la vida.
Estoy perpleja y a la vez, encantada.
En parte la edad, la vida, se me ha llevado bastante imaginación, ilusión, sueños, no sé como explicarlo, pero a cambio me da realidades que, como siempre, superan aquellas imaginaciones.
No estoy muy inspirada, pero quería dejar constancia de estas casualidades de la vida, de que llevo un año, que como poco, tengo que calificar como bueno, pese a estar el mundo como está.
Mi mundo al menos va bien, espero que eso también sirva de algo.